Pero, ¿qué es construir?
En su etimología, procede del latín construĕre, compuesto por el prefijo con, de cum, y struĕre, que significa "disponer".
Es un verbo transitivo, lo que significa que necesita un complemento directo para que la oración tenga sentido. Es decir, necesita saber qué construir.
Según el DLE (Diccionario de la Lengua Española) de la RAE (Real Academia Española):
tr. Hacer de nueva planta una obra de arquitectura o ingeniería, un monumento o en general cualquier obra pública.
tr. Hacer algo utilizando los elementos adecuados.
tr. En las antiguas escuelas de gramática, disponer las palabras latinas o griegas según el orden normal en español a fin de facilitar la traducción.
tr. Gram. Formar un enunciado, generalmente una oración, ordenando las palabras con arreglo a las leyes de la gramática.
Como podemos ver, es un verbo aplicable a distintos ámbitos. En nuestro caso, lo usamos mayormente en un sentido metafórico. Por ejemplo, se puede decir: construir una vida, un ideal, una sociedad mejor, un futuro, una empresa o una familia.
Pero, ¿qué es construir algo que perdure a pesar de nuestra ausencia, de nuestro fin en este mundo? Construir algo que siga en pie post nostram mortem (latín: después de nuestra muerte).
Un imperio, una descendencia, un aporte a la humanidad, una vida salvada, algo que quede después de nosotros, algo más grande y significativo que nosotros, algo más que el simple cadáver de un Homo sapiens.
No sé si todos deben construir algo que perdure. A veces, es hermoso simplemente ser un instante en esta vida. Creo que hay que vivir como si fuéramos un instante, ser y existir en ese instante, más allá de si construimos algo con más vida que nosotros o no; si cumplimos con un propósito enorme o con uno simple, como disfrutar el existir. Independientemente de eso, solo somos instantes fugaces en una enorme eternidad.
Solo somos instantes fugaces en una enorme eternidad — Tatia Loren — With
Yo quiero ser eternamente mortal, porque anhelo construir algo que perdure más allá de mi existencia. Creo que es porque, en el pasado, no supe disfrutar el hecho de existir, y ese tiempo de mi vida lo quiero recuperar después de mi muerte. O quizás no tiene ninguna relación una cosa con la otra, y surge de mi trauma y necesidad de ser elegida por otros. Y, quieras o no, cuando algo perdura de esa manera es porque te eligieron; eligieron lo que hiciste para mantenerlo presente aunque no estés. Significa que lo que hacés o hiciste vale tanto la pena como para elegirte y no olvidarte.
Admiro mucho a las personas que son capaces de simplemente existir y disfrutar su existencia. Como, por ejemplo, mi querida amiga Lucía Alexa C. Ella existe, disfruta simplemente existir, disfruta los procesos de existir, y con eso le basta para vivir plena y felizmente. Hasta donde sé, no tiene esa necesidad de algo más en el sentido de lo eterno, de dejar una huella en el mundo o modificarlo. Y eso me parece tan pacífico, tan sereno y admirable.
Yo, en cambio, tengo una necesidad que me consume. Desde que era muy pequeña, sentí que debía dejar una marca más grande que yo, que tenía que poder cambiar las cosas, modificar los sistemas que me rodeaban. Y es algo que no puedo evitar, porque cuando me digo: “voy a simplemente vivir, ser, existir y disfrutarlo sin nada más”, entro en estados horribles. Caigo en momentos oscuros, depresivos. Como que quedo a la deriva, en pausa, en una especie de trance que no se va.
No es que no disfrute de existir, de los procesos o de simplemente vivir. Por supuesto que lo disfruto, pero no me es suficiente con eso. Para sentirme plena, necesito crear, construir, modificar a un nivel más grande que el establecido. Antes creía que era por ambición, porque simplemente ansiaba más. Actualmente al trabajar en todas estas cosas me doy cuenta de que no es así. Porque por ambición y codicia fui trabajé en bienes raíces, pero para sentirme completa creo. Aunque no me beneficie económicamente, lo hago. Aunque nadie admire mi trabajo, lo hago. Porque sé que en un futuro, mi trabajo significará algo. Porque sé que mi trabajo va a generar cambios en la realidad, y eso me hace sentir con vida.
Ni una cosa ni la otra es mejor, solo son necesidades distintas. Y aceptarlas nos permite estar en paz. Porque mirar todo el tiempo lo que el otro hace nos consume, y no tiene coherencia alguna, ya que cada individuo tiene experiencias de vida, deseos, necesidades y realidades distintas. Y eso, precisamente, es lo más fascinante de la humanidad.
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